LA CRUDA REALIDAD - Cuando veas las barbas de tu vecino cortar pon las tuyas a remojar.

Esto que ha ocurrido en el emergente gigante económico del siglo XXI, que se permite expandirse en alfombra “roja”, con el beneplácito del gobierno, fuere el que fuere e indistintamente del color que este sea “azul, rojo o aterciopelados con dejes de multicolores arcoíris o rosas”, - Que encuentra en locales abandonados de nuestra localidad donde ubicarse, dejados del tejido industrial porque sus titulares han sucumbido a años de esfuerzo, sin previsión de continuidad, por no rendirles estos lo suficiente para prever que los años de bonanza debían de dar paso a las vacas flacas y con estas, aquell legendario corrido de Víctor Jara el de Juan sin tierra, ¡aquel que decia que su padre fuera peón de hacienda, él revolucionario, sus hijos pusieron tiendas y su nieto acabaran siendo funcionario, - Olvidando que el local pasaria a ser alquilado al dragón rojo de oriente. – Porque el mundo ya no entiende de ideales, ni utopías ensoñadoras por las que este autor acabara perdiendo la vida en el soplo de esta y otras de sus canciones.
No hay tiempo para perderle en “niñe-rias”, aquí lo que nos espera es ir cada cual a lo suyo, “como me dijera Bonilla, a la salida de un acto de campaña”, El tiempo nos ha de poner a cada cual en el sitio que nos corresponde, ese tiempo que resulta sernos tan valioso, como para no reparar en perderle ante un ser humano indefenso y atropellado, por el correr de quienes deben de llegar antes que otros para abrirse un lugar en el mercado, sea cual fuere lo que se oferte. Cualquier cosa menos reparar en tus semejantes.
Eso es lo que nos augura estos tiempos, donde el convenir que las necesidades han de resolvérselas uno mismo, pagando cualquier precio, porque quienes dicen representar los más loables valores, en la primera de “CAMBIO”, se aumentan los sueldos o cuando poco, no se los equiparan o congelan. En esta jungla de “cristal”, transparente como el agua chistalina y diáfana como los nuevos escaparates que se abren ante nuestros ojos en las calles más céntricas al paso de los consumidores, vemos como nuestros conciudadanos vamos a comprar a lo más barato, aún a sabiendas que a la postre nos ha de salir caro. – Pero como reprocharles esto a quienes no alcanza ni para un postre – Como exigir al hambriento que se nutra de pesticidas y productos radioactivos, si estos le sacian el estómago y la sed, porque su bolsillo no da para más.
Estamos asistiendo como nuestros principios y valores acaban siendo atropellados, al igual que esta criatura, que si por miles fueran, querrían para si, dándole una nueva oportunidad a la vida, como de cuantos otros, fallecen por hambruna en otras latitudes, pero la insensibilidad se ha asentado en nuestra alma que no corazones por dudar de su existencia, y nos limitamos a ver, oír y callar. Por temor que el próximo en atropellar sea a uno mismo.
Hace apenas unos días, mundialmente, se celebran movilizaciones del 15 Oct. Nuestros representantes, estos que se erigen como gestores en pos de luchar contra cuanto se nos avecina, no se pronuncia públicamente convocando actos solidarios, reservándoles solo para las procesiones y manifestaciones deportivas. Desdeñando hacer conciencia, por pensar en el peor de los casos que todos ya la tenemos perdida y que cada cual va a lo suyo, por aquello del “ladron…”, y si quisieren entender que existen otras cosas más primordiales que reparar en “hacer pueblo”. – No les alabo el empeño, por no estar en el acierto. “Los gestos valen más que mil palabras”, y cuando valores un gesto por innecesario como es el pararte a ayudar a un vecino. – Lo siento por todos, todo esta perdido.